Pepe, el hincha, aparecido en el año 1962 en las revistas DDT y Tío Vivo, cuyo origen está en la gran afición futbolera de Peñarroya. Pepe el Hincha está a medio camino entre la serie familiar y las peripecias oficinescas, lugares estos donde se libran partidos tan importantes como en el terreno de juego: por un lado, Pepe soporta todos los lunes a sus compañeros de trabajo, hinchas del “Menisco F.C.”, el eterno rival del equipo de sus amores el “Pedrusco F.C”, el eterno perdedor y “pupas” de la liga. Por otro lado, la sufrida esposa se Pepe y su hijo, Quique o Carlitos, que no tenía nombre fijo, le acusan de quedar relegados a un segundo plano, después del deporte rey. Haga lo que haga, el destino de Pepe es perder, igual que su adorado “Pedrusco” semana tras semana. Pepe es un señor convencional, como demuestra su siempre correcta vestimenta. Es tranquilo y buena persona, pero algo parece cambiar en su interior cuando acude a la pasión de su vida, al estadio a contemplar a su equipo, entonces puede llegar a transformarse en un furibundo hincha y perder sus buenos modos.
Pepe representa al español medio de la época, que solo se preocupa de lo que le permiten preocuparse, o sea, el fútbol. No hay que olvidar a falta de otras cosas en qué entretenerse a causa de la coyuntura dictatorial que nos gobernó durante cuarenta años, el balompié se convirtió en centro tertulias futboleras después de cada jornada liguera. No había (y esto se mantiene hoy en día) contertulio que no creyera que su equipo favorito era el mejor, ni que pensara que sabía más de fútbol que el resto de sus camaradas. A todos nos suenan nombres legendarios de aquellos años: Ramallets, Kubala, Di Stéfano, Luis Suárez, Zarra, Gento, Puskas, Gaínza, Iríbar, Amancio...
Las historietas de Pepe El Hincha se desarrollan en el ámbito de los partidos oficiales, en el domingo a domingo del club de sus amores y sus dolores, y de los amistosos. Pepe, vive de la bufanda, del puro, del fichaje del crack desconocido, de los desplazamientos para ver a su equipo jugar fuera de casa, del estandarte del club y de sus frustraciones deportivas. En Pepe el Hincha, el fútbol se plasma con toda su crudeza de liga regional, con goleadas de escándalo, entradas brutales, fichajes de baratillo y birlados, linchamientos de árbitros. . Peñarroya dibuja "Pepe el hincha" como si fuera un fresco en el que plasma a través del fútbol lo que Goya hiciera con los toros, y no pienso apostillar con la manida “salvando las distancias”.
Eso sí, al llegar a casa le esperaba la sufrida esposa, esa misma que ahora le acompaña a los entrenamientos para conseguir siquiera olfatear a Messi o Cristiano Ronaldo. Menos mal que los tiempos han cambiado…a base de maquillarlos.